EL AULA DE CLASE, NO ESTÁ AYUDANDO A LOS ESTUDIANTES A SUPERAR LAS CRISIS DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN POS COVID 19

 


La época de la pandemia provocó una enorme crisis en la educación; miles de niños, niñas, jóvenes y adolescentes dejaron de asistir de manera presencial a las aulas de clase, generando deserción escolar, repitencia, no alcance de metas de aprendizaje, fobias por las tic, entre otras.


En la comunidad Galanista se estructuraron varias estrategias, desde las cuales se reconoció al estudiante como sujeto activo del aprendizaje, se generaron actividades para la consolidación de redes de conocimiento y apoyo entre iguales (monitores), y se generaron acciones de auto percepción y de reconocimiento como un miembro importante en su comunidad.


Sin embargo, muchas familias se vieron afectadas porque no lograron relacionarse las herramientas tecnológicas (por falta de conocimiento, recursos o interés) o   subestimaron su poder, para apoyar a sus hijos en los ambientes ubicuos, como las plataformas de Classroom, Meet, Zoom, Facebook, YouTube, Khan Academy, entre otras para favorecer procesos de formación; generando dificultades e interrogantes al interior de las mismas, que parece nadie puede o quiere responder. 

La pandemia dejó tras de sí, otra pandemia quizás en un principio mas silenciosa, pero que hoy está generando grandes alarmas, “los quebrantos emocionales” (ansiedad y depresión); los cuales en teoría se iban a superar con el contacto entre iguales, pero que por el contrario se están arraigando y aumentando el número de afectados; dejando en claro que el aula de clase, no está ayudando a los estudiantes a superar las crisis pos COVID.

Volver a la presencialidad, para un grupo considerable, se constituyó,  en un verdadero gozo, porque disfrutan de su interacción con el otro, se integran con el docente, que ríen, saltan, corren, disfrutan de los espacios del entorno escolar, sin embargo para otros, que quizás se acostumbraron al silencio en sus casas, a la falta de intercambio de opiniones, chistes, arengas, entre otros; la presencialidad se les ha convertido en una grave carga, que desencadena crisis emocionales, existenciales como ansiedad o depresión (clínicas), odio por su propio cuerpo y hasta deseo de dañar su integridad física.

Autora:
SANDRA MILENA ROSILLO ADAN

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